Oración a San Juan Crisóstomo, 13 de Septiembre

¡Oh doctor insigne, san Juan Crisóstomo!,
tú que siempre alentaste con sabiduría
la práctica de la justicia y de la caridad
y que con tus elocuentes sermones
predicaste con brillantez la Palabra Divina,
ilumínanos con tu obras y palabras
y fortalécenos en los momentos difíciles
con el ejemplo de tu invencible constancia.
Obispo San Juan Crisóstomo
tú que demostraste enorme fortaleza y valor
ante las más duras pruebas a que fuiste sometido,
que fuiste difamado, injustamente acusado,
perseguido, agredido brutalmente y desterrado,
concédenos le energía y el ánimo necesario
para sobrellevar estos momentos difíciles
llenos de amargura y desconsuelo,
haz que no nos abandonen la fe y la esperanza,
para que podamos continuar la lucha
a pesar de las injusticias que nos rodean,
para que, fortalecidos y ayudados
con tu benéfica intercesión
podamos salir victoriosos en:
(hacer la petición)
San Juan Crisóstomo,
tú que fuiste sal de la tierra y luz del mundo,
tú que difundiste con claridad las Enseñanzas,
y con santa paciencia resististe en los infortunios
defiéndenos a todos de la injusticia y el error,
lleva nuestras suplicas a Dios Padre Todopoderoso
y ruégale nos conceda lo que confiadamente solicitamos.
San Juan Crisóstomo,
pídele también que nos ayude a amar al prójimo,
que nos de la gracia de asumir el Evangelio
como camino, regla y vida en nuestro ser y actuar,
y que nos bendiga con los dones y talentos necesarios
para alcanzar la Gloria Celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Rezar con gran fervor el Credo, tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.

San Juan Crisóstomo, 13 Septiembre

San Juan nació en Antioquía, una de las ciudades más importantes del imperio romano. No se sabe con exactitud la fecha de nacimiento, pero se cree que fue hacia el año 350. Su padre era general del ejército imperial y murió muy joven, cuando Juan era muy pequeño. Por eso su madre sola tuvo que educarlo y lo hizo muy bien. Llevó a su hijo Juan a las mejores escuelas de la ciudad y con los mejores maestros.

Siendo joven se preparaba para ser un empleado en los despachos imperiales, pero cuando se enteró de que su mejor amigo se iba a hacer monje a él también le entraron unos deseos grandes de ir a vivir en un monasterio. Pero tropezó con la negativa de su madre. Ella quería que se quedase en casa. Sólo pudo cumplir su deseo de ser monje cuando murió su madre y así lo hizo. Entró en un monasterio de las cercanías de Antioquía. En él estuvo varios años,

hasta que el obispo lo llamó a su lado para que le ayudara en el gobierno de la diócesis. Fue ordenado sacerdote en el año 386. Desde el momento de su ordenación se dedicó a la predicación con entusiasmo y lo hacía muy bien. Su palabra ardiente hacía que la gente se volviese más a todo lo que Dios quiere para los hombres, hacían más obras buenas, ayudaban a los demás.

Juan predicaba casi todos los días, en todas las iglesias que se lo pedían e iba a los pueblos cercanos: los habitantes de Antioquía acudían alegres para oír al gran predicador. Los sermones de Juan eran tan buenos que empezaron a llamarlo <<Crisóstomo>>, que significa <<boca de oro>> por lo bien que hablaba y ese nombre se ha quedado ya como si fuese su apellido. uando murió el obispo Flaviano, Juan fue elegido para ese puesto, y fue consagrado en el año 386. Como obispo fue un ministro

de Dios esforzado en todo lo que fuese predicar la doctrina de Jesús. Cuando la predicación le dejaba tiempo, escribía unos libros muy claros para que todo el pueblo los pudiese leer y aprendiese bien las verdades de la fe cristiana.

Pero algún envidioso comenzó a hablar mal de él y contó varias mentiras al emperador. Éste se lo creyó todo y desterró a Juan de Antioquía. Volvió pronto del destierro y fue recibido con gran alegría y clamor en toda Antioquía. Y otra vez comenzaron las habladurías y otra vez tuvo que volver al destierro. Esta vez lo mandaron a un lugar muy lejano donde tuvo que ir a pie. Aquella caminata, con poca comida y poca agua, lo puso enfermo. Tan enfermo estaba que tuvieron que parar el viaje y, junto a una ermita, ya no pudo moverse y pidió que le dieran la comunión y la Unción de los Enfermos. Murió con mucho sufrimiento el 14 de septiembre del año 407.